Las situaciones actuales en nuestro país Venezuela, nos han
puesto en una emigración “obligada” por distintos factores: inseguridad,
Impunidad, desabastecimiento, amenazas a nuestra integridad y muchas otras más,
las cuales al final de nuestras historias nos podrían llevar al mismo desenlace
fatídico que cada uno sostenía en sus mentes al momento de efectuar LA SALIDA.
LA SALIDA, resume solo el comienzo de las preocupaciones y
ocupaciones que se nos presentan para dar el paso, partimos desde, -¿Cómo lo
hacemos?- ¿Cuándo lo hacemos?-¿A dónde?, pero es el mismo punto Decidir SALIR.
Describir éste paso, serían muy difícil porque cada uno de los millones de
Venezolanos que hemos Salido de nuestro amado país podría escribir un libro
distinto, abarrotando todas las bibliotecas públicas de Caracas y quedando
espacio; pero es así, cada día describe un momento, es que no hay un solo día
que no se tenga una anécdota que compartir con quienes son nuestros mochileros
en esta Salida, siendo la Instalación, vivienda, sustento y documentación los
primeros logros por los cuales se lucha cada día, colocando momentáneamente
nuestras profesiones de lado para alegrándonos porque conseguimos “ese trabajo”
que quizás nunca pensaste hacer en Venezuela, pero que hoy te hace tan feliz.
¿Y cuánto dura LA SALIDA? , ésta pregunta –claro con un
análisis jocoso, informal y distinto- la he tratado de indagar con nuestros
nuevos compañeros hechos en el camino, concluyendo que un número grande de
estos afirman que LA SALIDA es el momento en cual salen de Venezuela, Otros
tantos confiesan que para ellos “los primeros seis meses” comprenden ésta
SALIDA, ya que es el tiempo que “logras” –Según sus experiencias- adaptarte y
establecerse, por mi parte le pondré dos escenarios de cuando sentimos que ya
estaba dada la SALIDA y el por qué.
Asumir, que hasta que dejes de extrañar a tus familiares y
costumbres a diario –Cosa que dudo que suceda- se relaciona a que “por fin”
diste el paso, es lo más alejado de la realidad. El Emigrar corresponde a uno
de los más grandes pasos socioculturales que como individuos podemos dar, es
despegarnos de nuestras costumbres y arraigos, familiares, confort y
comodidades trabajadas en algunos casos por años; para enfrentarnos a un nuevo
comienzo, donde no solo está el establecerse, sino el conseguir trabajo, techo
y sustento –siendo lo primero que pensamos-, sin embargo, falta más camino que recorrer para poder
sentir que diste el paso, falta generar la FAMILIARIDAD.
Cuando decimos FAMILIARIDAD –seguro nuestra mente trae a
nuestros padres y hermanos- no tiene que ver con nuestros lasos sanguíneos, la sensación
de FAMILIARIDAD que buscamos y que nos clarifica LA SALIDA, es cuando –en hora
buena- nos sentimos tan cómodos con el entorno físico que ahora supone nuestro
nuevo hogar y ciudad, esa familiaridad de las calles, sentir que falta poco
para bajarte de la autopista cuando siempre vez el mismo anuncio publicitario,
cuando vas al mismo lugar a desayunar y ya la persona te saluda y reconoce cual
es el tipo de café que te gusta, donde generas esa cotidianidad de saludar al
señor que te vende la charcutería, la cajera del supermercado por la que
siempre quieres pagar tus compras –ésta hace sus preguntas pertinentes mandando
saludos a tu esposa e hijos- , la estación de gasolina que frecuentas; éstas
cosas sumado al hecho que en día tan ajetreado y donde el tiempo no alcanza –sí
porque al emigrar nos damos cuenta que por alguna razón el tiempo del día rinde
muchísimo menos- dejamos de pensar o
recordar nuestro antiguo hogar, nuestro antiguo cuarto, y deseamos llegar casi
de inmediato a éste lugar –que ya es tu nuevo Hogar- a culminar y empezar a
planificar el día siguiente.
Para mí, LA SALIDA, no culmina hasta el momento que puedes
sentirte en esa FAMILIARIDAD diaria, donde entre tus ocupaciones logras
identificar esos espacios y personas que te hacen sentir cómodo, conociendo
gustos y costumbres; extrañando el día y añorando llegar a casa para estar en
familia. Muchos soñamos que ésta no sea nuestra última SALIDA, que en algún momento
–Dios mediante- podamos reiniciar donde todo esto empezó.